Literatura > Poesías
Biblioteca virtual de poesía
Carlos Aprea - La intemperie (1999)
2008-12-05 |
La intemperie
Carlos Aprea
La Plata, Al Margen 1999
COMENTARIOS
CARLOS APREA O LA POESIA NECESARIA
"Acercarse a la poesía de Carlos Aprea es -para remedar al filósofo y poeta- "tocar un hombre". Estamos en presencia de un libro en el que la palabra vuelve a recuperar su vieja y noble función de nombrar, de proponer nuevos significados rescatando espacios escamoteados o perdidos en marañas contextuales que intentan desvirtuarlos. Despojada de vanas decoraciones o de resemantizaciones inocuas, la palabra regresa en la poesía de Aprea con toda su fuerza original, sustancial, apuntando impía para revelar la descarna verdad del poeta.
No vacilamos en atribuirle la cualidad de poesía necesaria, cuyos procedimientos y recursos poco o nada tienen que ver con la dispersión retórica, como tampoco con la búsqueda de fáciles complicidades con el lector, y sí, en cambio, se comportan siempre como elementos funcionales. Cuando hablamos de poesía necesaria, queremos subrayar que la misma apunta menos a los efectos exteriores o a producir un cambio voluntarista en la "serie literaria" que a dar respuestas a una necesidad interior de expresión. Por otra parte, esta necesidad de expresión no es gratuita ni lúdica y obedece a razones profundas que hacen a la posición del hombre en el mundo, a sus relaciones con la realidad y con los demás seres humanos. No es extraño, pues, que de esta necesidad participe también un uso adecuado, con-veniente, de la palabra, que se presenta aquí con toda su carga y su peso de significado, sin dejarse desbordar por los efectos múltiples que la misma puede producir. Aprea es, en este sentido, un poeta sustancial, con versos "llenos de mundo" y en comunión permanente con una realidad compleja hecha de certezas y vacilaciones, alegrías, frustraciones, posibilidades."
[Juan Octavio Prenz, Fragmento del Prólogo de La intemperie, Ensenada, 1999)
Poemas de: LA INTEMPERIE
TAMBIÉN VIVIMOS
de recuerdos,
de evocaciones,
también vivimos
en la playa desolada,
desguarnecidos,
llamando inútilmente
en la tempestad,
también vivimos
la marea baja lenta
y se vislumbran
manchas,
basuras,
restos
sobre la playa,
caminamos
sobre la anatomía descuartizada
de la derrota,
aún son tenues los llamados,
tenues y temerosos,
un horizonte en brumas,
así
también vivimos
entre ceremonias de exhumación
y primaveras
esta nueva estación
y sus milagros
de horas dilatadas,
de reencuentros,
de homenajes tardíos y delirios,
del sabor amargo de la nada
y el hambre
de lo imposible,
y la fe y los rencores,
también vivimos.
[Carlos Aprea, de La intemperie]
EL EXILIO QUE SIGUE
Perdió pié en tierra firme,
se va corriente abajo.
Detrás de qué?
Está en un pozo,
resguardado.
Oculto de quién?
Ahora que sobran espectáculos,
neón y lentejuelas,
y lentamente la modernidad se impone,
tarde ya
(es cierto),
como un clasicismo,
tarde pero infalible,
ordenando espacios,
nuevas formalidades
y un gesto liberal leve y cínico
inaugurando desparpajos huecos,
meticulosamente estudiados
para el efecto preciso y contundente
en el Mercado
Corriente abajo
oculto,
ensimismado,
abroquelado en la familia
sin confiar demasiado en las familias,
nutre también,
meticulosamente,
su propio silencio
para no devaluar mas las palabras,
desarmando,
meticulosamente,
máscaras, espejos, laberintos
y dolorosas ilusiones
Corriente abajo,
oculto,
ensimismado,
buscando rostros verdaderos
que escuchen su silencio,
repite para sí, meticulosamente:
Hay que empezar a hablar todo de nuevo.
Hay que empezar a hablar todo de nuevo.
[Carlos Aprea, de La intemperie]
LOS PERDEDORES
gozosa herida,
insistencia absurda de golpearse y golpearse
con la misma miseria los oídos,
noble madera carcomida, herrumbre de los años,
persistencia,
canción cortada por el hacha de un carnicero
viva en sus pedazos,
crece en tiempo de descuento,
cuando la edad comienza a ser una amenaza,
crece
una música tatuada en las entrañas,
para que la clasifiquen los imbéciles
y le teman los traidores,
y los asesinos sepan que nunca descansarán
y aunque sea
les sirva de condena,
no hay llanto tan feroz,
ni dolor tanto,
melodía embrujada que nos arrimas al borde aquel
de la derrota,
y nos empujas seductora a ese otro lado donde todo calla
para siempre,
quizá no fuimos fieles a patrones o ejemplos,
quizá el azar marcó de canto una baraja mala
y nos dejo sin falta ni resto,
o tal vez temblamos mas de lo que el tiempo exige
a los verdaderos triunfadores,
y perdimos el fiel, el equilibrio, la mesura,
el cinismo de los escaladores,
y la alegría de los exitosos sin culpa y sin memoria,
pero aun nos conmueve
una “esperanza absurda , que es toda la fortuna...”,
melodía embrujada,
sirenita,
te reís de nosotros que no queremos cera en los oídos,
aunque tu canto convoque los dolores mas hondos,
y persistimos en hacer el viaje
atados al palo mayor,
sin brújula ni timón, sin cartas ni astrolabios,
sin marea ni mar,
despidiendo a los muertos que mueren todavía,
sin llegar a saber
si la nave parte, si sube la marea,
atados al palo mayor, de una nave varada y descompuesta,
no hay otra cosa que sea tan inútil
no hay otra cosa que nos importe tanto.
[Carlos Aprea, de La intemperie]
EL PROGRESO
¿Ambicionar un mundo por conocer
es traicionar el mundo conocido?
¿Despreciarlo?, ¿borrarlo?, ¿desecharlo?
¿Es el azahar el que incendia los recuerdos y los desaparece?
¿Es la fortuna la que nos cambia el sentido de orientación?
¿Dejamos de ser algo para ser otra cosa, vacíos de todo,
sin culpas, sin remordimientos, como emergidos de un Jordán?
¿Se borran de un plumazo los afectos, los dolores,
aquello que hacía reír,
que provocaba el llanto, la ira o la esperanza?
¿Adónde van?
¿Se quedan en el desván oscuro tras un espejo abandonado?
¿Se quedan en la piedra del odio oculta en el fondo del bolsillo?
¿Se ocultan entre las líneas del rostro?, ¿pesan sobre los hombros?,
¿Hay olvido, temor, odio o espanto cuando asoma el recuerdo?
¿Son viejas pieles de serpiente, crisálidas resecas,
los amores perdidos, los amigos nunca vueltos a ver?
¿Solo queda memoria de lo por venir?
[Carlos Aprea, de La intemperie]
LA SEQUÍA
después de los grandes incendios
la sequía
solo el rencor conserva humedades, cactus
solitario en los altiplanos de la desmemoria;
cactus somos, mareados por el resplandor,
inhabilitados para ver las sombras por las luces vigilantes del progreso,
los mismos wats en auschwitz y en el shoping
“el ocio dignifica” brilla el neón en los palacios del consumo;
cactus entre objetos del deseo mas breve, al acecho
en laberintos de cemento, vidrio, acero,
falsas fieras que esconden bajo el envase de la fascinación
toda la miseria de su origen,
toda la miseria de su destino,
oh jorge luís, en que se convirtieron las alquimias de la rosa!
papeles amarillentos guardan el breve aleteo de la razón
sobre el cielo de occidente,
el que persiga su vuelo queda en sombras y con irremediable
sed, pero le consuela , al menos el recuerdo de una humedad desconocida;
un sol mecánico multiplica las antiguas pesadillas de la noche
y las trueca en paisajes del juego de perderse, del juego de encerrarse,
del juego de mirarse , del juego de ser copia de otra copia de otra copia;
un rayo perfecto cae sobre el paisaje de lo cotidiano
todo brilla sin mácula y sin perspectiva
la vida es una pantalla virtual,
holograma perfecto que nos integra y multiplica,
fina arena catódica, erosionando lentamente los ojos
de todo aquel que mire y quiera ver,
civilizarse es perder los ojos,
o cambiarlos por otra visión,
otra identidad de lo humano,
que siempre escamotea el viejo origen de la energía;
las promesas de igualdad clonal,
la fraternidad de los replicantes,
la libertad como un tour a crédito eterno,
la revolución permanente de lo efímero,
apetito insaciable por cadenas mas fuertes,
alarmas para no olvidar el menú fijo de la visión,
la pasión en cuotas, la adrenalina dosificada,
la sensualidad high-tech del dato ultimo,
temporales de arena,
las pantallas parecen invadir toda humedad vital
y secarla,
nada lubrica, nada humecta en uno,
arrastrados hacia el ojo del huracán
por una infinita corriente de electrones
todo cuerpo es una mera alternancia binaria
un dato mas en la corriente,
arena en un arenal,
la vida
lo que hemos llamado vida tanto tiempo,
huye como la nubecita única en el cielo perfecto,
afuera en el descampado, cactus
otros, extraños, oscuros, miran las señales,
las sonrisas de dientes perfectos de la modernidad,
sudan
moquean
lloran soledades ancestrales,
hijos de hijos de hijos de la pobreza y de los sueños evaporados
cactus espinosos
juntan humedades,
sin saber
sin poder
sin entender
y la humedad se eleva invisible como un rezo,
no llueve aun,
no llueve,
pero lloverá.
[Carlos Aprea, de La intemperie]
LA INTEMPERIE DESNUDA
no soy yo
quien te echó a rodar
canto, bolita,
de entre los dedos de un niño
a recorrer un mundo
en el arco de una vida cabe de biafra a bosnia
referencia del horror, siempre mas lejos,
mas cerca el viejo de la bolsa
trocando en Hombre de la Bolsa y
asustando aún,
falsos conjuros de la ignorancia del arrabal,
pero es que había un país en tu partida,
bolita,
y la plumita del caburé
y yo era aquel que ayer nomás vestía
el guardapolvo blanco y la canción sagrada,
banderita,
banderita esplendorosa bajo un cielo refulgente,
creía que en tus pliegues
dormía Evita, se escondía el Che,
y el viejo sanaba sus dolores, curaba su cansancio eterno,
creía que en tus pliegues
jugaban y reían
los huérfanos del mundo,
"nunca el pan y la comida han de faltar"
me dijo un tigre antes de
jubilarse y saber
lo que es el hambre,
banderita argentina,
ese cielo se nubló y un viento helado
se ensañó con tu trama delicada,
te usaron para esconder,
te usaron para tapar,
con vos violaron, robaron, torturaron,
ya no cubrís, no calentás,
entre tus hilachas pasa solo el viento helado,
cuerpitos que tiritan,
criollitos de mi pueblo,
pebetas de mi barrio,
te quieren remendar y
ni un hilo de voz les queda,
y las golondrinas de su solo verano
vienen como parteras y
se los llevan como enterradoras,
y es un soplo la vida y
vos rodás
bolita japonesa
entre las tumbas incesantes
brillando por el barro
tierra pampa, humus planetario hediondo
de polistas y
golfistas y
surfistas y
caballitos criollos
argentino handicap
occidental y cristiano
campo pampa roturado,
fragmentado,
parcelado,
por cargil, nidera, kellog y mckein
espejismo de un mar
siempre es ajeno
ajenjo,
añejo,
anexo,
al pedo
al pan hay que pagarlo
rodás bolita,
rodás
por los fueguitos que encienden
con rastrojos,
los niños
en los caminos oscuros
bajo los puentes,
en las estaciones,
en los baños podridos,
en las plazas heladas,
en las playas vacías,
¿en qué cruzada están los niños
perdidos?
anteayer los arrojábamos jalonados de flores al
fondo del volcán a calmar a los dioses,
ayer los arrojábamos a las calderas hambrientas
de las locomotoras del progreso humano,
ahora no hay dios ni porvenir,
y los arrojamos a la oscuridad,
vagan por los caminos comiendo vidrio,
heridos por la espada del padre ausente
y vejados por los cuchillos más sucios,
vagan con brasas en las manos pero riendo,
bolita, acerito,
los niños sucios, piojosos, cagados,
con piedras en las manos,
vagan acechando,
sin rumbo
con hambre en los bolsillos,
con hambre en los tobillos,
¿y que gusto tiene la sal?
ninguno:
ni la bolsa ni la vida
bolita, bolón,
rodás por las ciudades
el brillo engaña, la vidriera embruja,
la espuma del consumo se derrama
y esconde la ventana de los inviernos,
temperatura y humedad controladas
en la incubadora del ciudadano ubicuo,
y cuando la unidad esta saciada se ofrece colección
"comprándolo todo ortega y gases"
hay que tener otra, hay que tener mas,
no importa para que 100 muñecas 100
serie fin del milenio exclusiva
aproveche
compre ya
ya
ya
todos los modelitos para
los nenes de la casa
no saben de cuchillos
no han sido heridos por ninguna verdad
no ven
sucios,
piojosos,
cagados,
fuera del brillo y el perfume
no ven
no escuchan
rodá bolita
rodá
y contame un poco:
¿quién derrumbó el paisaje de tu partida?
¿quién sembró el viento helado en la llanura?
¿quién desnudó la intemperie?
y sobre todo
¿quién arrojará la primer piedra?
[Carlos Aprea, de La intemperie]
DATOS DE CARLOS APREA
Carlos Aprea nació en La Plata en 1955, donde reside. Es técnico químico, ha cursado estudios en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP y ejercido diversos oficios para vivir. Algunos de sus poemas fueron publicados en revistas culturales de la ciudad de La Plata, como Talita y El Hormiguero. Fue integrante del comité organizador del 1ª Encuentro del Espectáculo Platense (1982) y cofundador de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria, de la UNLP (2003).
Obtuvo el segundo premio del concurso EDELAP de poesía, en 1997. Participó de la antología Poesía, 36 autores, editada por La Comuna Ediciones, de la ciudad de La Plata y de la antología “Pan, amor y poesía”, publicada por el INTA en 2008. Publicó “la intemperie”, en 1999, en la Editorial Al Margen de la ciudad de La Plata y en 2005 “abrigo”, en esta misma editorial.
Es actor y director de teatro. Como actor, participó de Woyzek, historia de un soldado”, de G. Buchner (1981/1982, La Plata) ; “Escorial, la leyenda negra”, de M. de Guelderode (1992, La Plata); “Vincent y los cuervos” de Pacho O´Donnell, (1984/1985, La Plata y Capital Federal). Dirigió “Memoria y Celebración”, con textos de A. Pizarnik, Haroldo Conti y propios, (1991/1992, La Plata). Dirigió “Pervertimento y otros gestos para nada”, de José Sanchís Sinisterra, (2006/2007, La Plata). Actuó en “Ensueños- Juana Azurduy”, de Omar Musa, (2007 y 2008, La Plata, y funciones en Berazategui, Zárate, Mrio. De Defensa de la Nación, Salta, Mar del Plata, etc.).
Descargar Archivo
|